EN ESTE BLOG ENCONTRARÁS INFORMACIÓN ACERCA DE LOS BENEFICIOS QUE TIENE LA ACTIVIDAD FÍSICA EN EL CUERPO HUMANO, Y LAS CONSECUENCIAS DE LLEVAR UNA VIDA SEDENTARIA.

martes, 7 de septiembre de 2010

Recomendaciones

Recomendaciones en EE.UU.

  • Un mínimo de 150 minutos por semana de actividad aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos por semana de actividad aeróbica alta.

  • La actividad debe realizarse en tandas de al menos 10 minutos, repartidos durante toda la semana.

  • Para lograr un beneficio adicional, se debería aumentar la actividad aeróbica a 300 minutos por semana de intensidad moderada o 150 minutos de intensidad alta; Además, la población adulta debería realizar actividades que refuercen la musculatura de intensidad moderada o alta, y que ejerciten los principales grupos de músculos 2 o más días por semana.


Recomendaciones en la UE (basadas en la OMS)

  • Un mínimo de 30 minutos de actividad física de intensidad moderada 5 días por semana o un mínimo de 20 minutos de actividad física de intensidad alta 3 días por semana.

  • La actividad puede acumularse en tandas de un mínimo de 10 minutos.


    Tipos de Actividad Física

    En función de la intensidad (medida como gasto metabólico, liberación de energía o ajustes cardiovasculares) de la actividad física, se puede clasificar ésta en dos grandes grupos:

    • La actividad física de baja intensidad (pasear, andar, actividades cotidianas del tipo de faenas domésticas, comprar, actividades laborales, actividades al aire libre, etc.) se caracteriza por ser poco vigorosa y mantenida. Por ello, tiene algunos efectos sobre el sistema neuromuscular (incrementos en la fuerza muscular, flexibilidad y movilidad articular) pero muy pocos efectos cardiorrespiratorios. El valor de la misma en los programas será, pues, el de preparación, tanto física como psicológica, para programas de ejercicio más intenso en ancianos muy debilitados o sedentarios.

    •  La actividad física de alta intensidad que, a su vez, puede ser subdividida, teniendo en cuenta las formas en que el músculo transforma y obtiene la energía necesaria para su realización, la duración del ejercicio y la velocidad en la recuperación, en dos tipos: anaeróbica y aeróbica.

    La actividad física de tipo anaeróbico es aquella en la que la energía se extrae de forma anaeróbica, enzimática, sin oxígeno. Son ejercicios que exigen que el organismo responda al máximo de su capacidad (la máxima fuerza y velocidad posibles) hasta extenuarse. Los más populares son correr al sprint (60 m, 100 m, etc.), levantar pesas pesadas, tensar dinamómetro, etc. La duración es breve (segundos). Sus efectos principales tienen lugar sobre la fuerza y tamaño muscular. Sus consecuencias inmediatas son una alta producción de ácido láctico como consecuencia del metabolismo anaeróbico y, por ello, la rápida aparición de cansancio, aunque con recuperación rápida (minutos). El ejercicio de tipo anaeróbico no es recomendable para los programas con personas de edad avanzada.


    La actividad física de tipo aeróbico es aquella en la que la energía se obtiene por vía aeróbica, por oxidación o combustión, utilizando el oxígeno. Son ejercicios que movilizan, rítmicamente y por tiempo mantenido, los grandes grupos musculares. Los más populares son la marcha rápida, correr, montar en bicicleta, nadar, bailar, etc. Sus efectos principales son de fortalecimiento físico (especialmente por mejoras en los sistemas cardiovascular, respiratorio, neuromuscular y metabólico) y el aumento de la capacidad aeróbica (cantidad máxima de oxígeno que un sujeto puede absorber, transportar y utilizar). La duración es larga (minutos u horas), la fatiga demorada y la recuperación lenta (horas o días).

    La actividad física aeróbica es la más saludable y, por ello, el tipo de ejercicio físico más utilizado en Medicina y Psicología de la Salud, y sobre el que nos orientamos, pertenece a esta modalidad.


    Sedentarismo

    Entre las 10 principales causas identificadas por la Organización Mundial de la Salud como uno de los factores más peligrosos para la salud y que se relaciona con el estilo de vida, está el sedentarismo.
    La falta de ejercicio físico y la inactividad es causa de muchas enfermedades, muertes y discapacidades en el mundo.

    El sedentarismo aumenta las causas de mortalidad al aumentar considerablemente el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, obesidad y sobre peso, diabetes, eventos cerebrovasculares, cáncer de colon y mama, osteoporosis, problemas motores, además de estrés, depresión, ansiedad y decaimiento físico y emocional.

    Los datos de inactividad a nivel mundial, son verdaderamente alarmantes, ya que innumerables encuestas realizadas reportan entre el 60 y 85% de la población adulta como sedentaria.
    Diversos pretextos resaltan: No tengo tiempo, mañana empiezo, no puedo pagar un gimnasio, estoy cansado o cansada, no me gusta, no es tan importante, me da flojera y otros muchos más que van favoreciendo un estilo de vida carente de movimiento.
    Entre las causas de la inactividad física, destacan:

    • El tipo y horarios de trabajo, la mayoría realizado en oficinas y comercios.
    • La falta de cultura y costumbre de realizar ejercicios.
    • La falta de instalaciones deportivas y recreativas.
    • La contaminación ambiental.
    • El alto costo de las instalaciones deportivas.
    • La inseguridad en zonas recreativas.
    • El uso excesivo de tecnología como elevadores, escaleras eléctricas, controles automáticos.

    Unido a esto y lo que hace del sedentarismo una verdadera bomba de tiempo, son los hábitos alimenticios que se desarrollan, en donde las malas dietas que incluyen el exceso de calorías, han aumentado considerablemente el riesgo de padecer las enfermedades antes mencionadas.

    Otro de los factores que se unen a esta bomba, es el tabaquismo, que con sus enormes efectos nocivos, además impide la adecuada oxigenación del cuerpo.

    Por tal motivo, en todos los países se está promoviendo la actividad física como un factor protector de la salud integral.

    Lo más importante es saber que no se necesitan grandes gimnasios ni inversiones, ya que los beneficios del ejercicio pueden lograrse solamente con un mínimo diario de 30 minutos de actividad física moderada como: caminar, correr, montar en bicicleta, bailar o simplemente jugar, aunque por supuesto a mayor nivel de actividad física bien controlada se obtendrán mejores beneficios en la salud y en los niveles de bienestar.
    El hacer ejercicio es un hábito que debe desarrollarse desde la infancia, pero nunca es tarde para empezar a desarrollar una rutina que sin costo alguno, va a beneficiarnos enormemente en nuestra calidad de vida y a evitarnos el alto costo de los tratamientos médicos actuales.

    Entre las muchas ventajas del ejercicio físico están:

    • La reducción de riesgos de enfermedades y muertes a temprana edad: cardiovasculares, músculo esqueléticas, diabetes, hipertensión, cáncer de colon y otras.
    • La prevención de dolores cotidianos y molestias en la cabeza, columna, cuello, espalda y manos, así como la reducción de osteoporosis y problemas en las articulaciones.
    • Reducción del estrés, mal humor, pesimismo, cansancio, ansiedad, depresión, sentimiento de soledad y otros.
    • Canalización de la energía física y sexual.
    • Favorece la salud de la piel.
    • Control de peso y obesidad.
    • Mejora el sueño y el descanso.
    • Favorece la movilidad física sobre todo en personas mayores al mejorar la resistencia, elasticidad y dureza de músculos y huesos.
    • Evita el desarrollo de conductas de riesgo sobre todo en niños y adolescentes.
     

      Beneficios de la Actividad Física

      En la actualidad parece existir evidencia suficiente que pruebe que aquellos que llevan una vida físicamente activa pueden obtener una larga lista de beneficios para su salud:

      • Disminuye el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares en general y en especial de mortalidad por cardiopatía isquémica en grado similar al de otros factores de riesgo como el tabaquismo. 
      • Previene y/o retrasa el desarrollo de hipertensión arterial, y disminuye los valores de tensión arterial en hipertensos.
      • Mejora el perfil de los lípidos en sangre (reduce los triglicéridos y aumenta el colesterol HDL ).
      • Mejora la regulación de la glucemia y disminuye el riesgo de padecer diabetes no insulino dependiente. 
      • Mejora la digestión y la regularidad del ritmo intestinal. 
      • Disminuye el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como el de colon, uno de los más frecuentes y sobre el que al parecer existe mayor evidencia.
      • Incrementa la utilización de la grasa corporal y mejora el control del peso.
      • Ayuda a mantener y mejorar la fuerza y la resistencia muscular, incrementando la capacidad funcional para realizar otras actividades físicas de la vida diaria.
      • Ayuda a mantener la estructura y función de las articulaciones. La actividad física de intensidad moderada, como la recomendada con el fin de obtener beneficios para la salud, no produce daño articular y por el contrario puede ser beneficiosa para la artrosis .
      • La actividad física y de forma especial aquella en la que se soporta peso, es esencial para el desarrollo normal del hueso durante la infancia y para alcanzar y mantener el pico de masa ósea en adultos jóvenes.
      • Ayuda a conciliar y mejorar la calidad del sueño.
      • Mejora la imagen personal y permite compartir una actividad con la familia y amigos.
      • Ayuda a liberar tensiones y mejora el manejo del estrés.
      • Ayuda a combatir y mejorar los síntomas de la ansiedad y la depresión, y aumenta el entusiasmo y el optimismo.
      • Ayuda a establecer unos hábitos de vida cardiosaludables en los niños y combatir los factores (obesidad, hipertensión, hipercolesterolemia, etc.) que favorecen el desarrollo de enfermedades cardiovasculares en la edad adulta.
      • En adultos de edad avanzada, disminuye el riesgo de caídas, ayuda a retrasar o prevenir las enfermedades crónicas y aquellas asociadas con el envejecimiento. De esta forma mejora su calidad de vida y aumenta su capacidad para vivir de forma independiente.
      • Ayuda a controlar y mejorar la sintomatología y el pronóstico en numerosas enfermedades crónicas ( Cardiopatía isquémica , Hipertensión arterial, Enfermedad pulmonar obstructiva crónica , Obesidad, Diabetes , Osteoporosis, etc.)
      • Disminuye la mortalidad tanto en adultos jóvenes como en los de mayor edad, siendo incluso menor en aquellos que tan sólo mantienen un nivel de actividad física moderado que en los menos activos o sedentarios. 

      Por último, todos estos beneficios tendrán una repercusión final en la reducción del gasto sanitario. Este es un argumento de peso para que tanto las administraciones públicas como privadas apoyen la promoción de la actividad física en todos los estamentos de nuestra sociedad.

      El organismo humano como consecuencia del entrenamiento físico regular, presenta en sus diferentes aparatos y sistemas modificaciones morfológicas y funcionales que denominamos adaptaciones, las cuales van a permitir por una parte prevenir ó retrasar la aparición de determinadas enfermedades y por otra parte mejorar la capacidad de realizar un esfuerzo físico. Una persona entrenada físicamente será capaz de correr a la parada del autobús sin cansarse demasiado, jugar con sus hijos con mayor vitalidad e incluso hacer algún alarde con los amigos en un partido de fútbol.

      Indudablemente el ejercicio físico regular nos permite desde el punto de vista psicológico afrontar la vida con mayor optimismo y mejor disposición, a la vez que socialmente es un medio de integración en distintos grupos humanos.

      Entre los posibles problemas derivados de la práctica de actividad física, el más frecuente es el riesgo de lesiones musculoesqueléticas. Este es fácil de evitar si no se cometen excesos y el nivel de actividad aumenta de forma lenta y progresiva hasta alcanzar el deseado. Por otro lado, si bien es cierto que el ejercicio físico intenso aumenta considerablemente el riesgo de eventos cardiovasculares ( infarto agudo de miocardio o muerte súbita cardíaca), tanto en individuos previamente sedentarios como en aquellos que realizan actividad física de forma regular, el riesgo global sigue siendo claramente inferior en estos últimos.

      Actividad Física y Obesidad

      Con la actividad física constante se producen cambios en el funcionamiento corporal general, entre ellos los más destacados son: aumento de la capacidad de "quemar" la grasa celular; descenso de los niveles de triglicéridos, aumento del HDL (conocido como colesterol bueno) y disminución de la presión arterial.
      Es fundamental, cuando se analiza el metabolismo en el ejercicio, prestar atención al funcionamiento de una hormona en particular, la insulina, con actividad "anabólica", de construcción, que funciona favoreciendo la entrada de los nutrientes circulantes a los tejidos, incluyendo los ácidos grasos. 

      Al entrenar se comprobó que disminuye la secreción de esta hormona, y por ende también la captación y acumulación de grasa en los tejidos.Los beneficios de la actividad física en el tratamiento del sobrepeso tienen 2 pilares fundamentales, el gasto calórico del ejercicio propiamente dicho y el factor psicológico que incluye una disminución del apetito por colaborar con el control de la ansiedad y el mejoramiento de la imagen corporal.

      Beneficios de la actividad física:
      • Disminución de la presión arterial.
      • Aumento de la capacidad pulmonar.
      • Aumento de la fuerza muscular.
      • Aumento de la capacidad aeróbica.
      • Disminución de la masa grasa.
      • Disminución de los niveles de triglicéridos.
      • Aumento de HDL.
      • Disminución de los niveles de insulina.
      • Mejoría de la relación del individuo con el propio cuerpo.
      • Modificación de la conducta alimentaria, con disminución del apetito, en especial de la ansiedad.

      Tipo de ejercicio recomendable:

      La actividad debe ser preferentemente aeróbica (marcha, trote, gimnasia, bicicleta, natación), la cual se recomienda practicar 3 veces por semana con una duración de 30 a 40 minutos por sesión. Es importante avanzar gradualmente, y conocer el límite propio.Cada individuo tiene consideraciones particulares para la elección del tipo de actividad. Para evitar complicaciones, la persona debe ser evaluada por un profesional. Generalmente el ciclismo y la marcha son bien tolerados en todos los casos.

      ¿Más calorias, más saciedad?

      A igualdad de calorías, la capacidad de saciar de los distintos alimentos no es la misma; si escogemos los que más sacian, la ingesta total de calorías será menor.
      Mucha gente piensa que la capacidad de saciar de los alimentos es relación directa de su contenido en calorías, y que por ello es indiferente comer uno u otro porque los que menos engordan sacian menos y comeremos más cantidad de ellos, hasta consumir una cantidad similar de calorías.

      Sin embargo, recientes investigaciones indican lo contrario: a igualdad de calorías ingeridas, unos alimentos sacian más que otros. De esto se deduce que hay alimentos poco convenientes para mantener la línea, pues sacian menos. Con ellos, tenderemos a ingerir más calorías, pues en general comemos hasta alcanzar un determinado nivel de saciedad.

      En un experimento, diversas personas de ambos sexos tomaron la misma cantidad de calorías de distintos alimentos, y se valoró a continuación cada 15 minutos la sensación de saciedad que experimentaban.
      Se comprobó así que los alimentos que más sacian (recordemos, a igualdad de calorías) son aquellos ricos en proteínas (pescado, carne, legumbres). A continuación, también con una alta capacidad de saciar, los abundantes en fibra, hidratos y agua: frutas, verduras, arroz, pasta y pan. Por último, los que menos sacian son los ricos en grasas: bollería, galletas y similares.

      De lo anterior podemos sacar importantes enseñanzas prácticas en orden a mantener la línea, pues parece evidente que, respetando siempre la necesaria variedad alimenticia que nos garantice una nutrición saludable, es preferible consumir más proteínas, fibra e hidratos y menos grasas, pues aquellos nos saciarán más y al final tomaremos menos calorías.

      En conclusión la actividad física es un pilar fundamental del tratamiento de los trastornos del peso modificando la composición del cuerpo y el funcionamiento del metabolismo y los sistemas, mejorando la relación con la comida y con el propio cuerpo. Por ello es que desde esta mejoría se hace posible un tratamiento efectivo a largo plazo que culmine con una modificación de los hábitos erróneos del individuo.